Como ustedes ya saben, yo también pertenezco al grupo de adictos a la escritura y estoy participando en los ejercicios mensuales desde diciembre.
Este enero, como ya dijo Lu, el ejercicio constaba de poner como personaje principal a un objeto que nunca antes se había llegado a describir como tal.
En mi caso, tome el camino del corazón de los hombres y base mi escrito en él.
Aquí se los dejo.
Pum, pum, pum...
Pum, pum, pum… Algunas veces no puedo evitar preguntarme a mi
mismo porque mi ritmo suele cambiar con tal brusquedad en algún momento perdido
de uno de esos días que resultan perdidos en la vida de quien me tiene justo en
el lado izquierdo de su pecho.
Y al mismo tiempo,
mientras me pregunto esto no puedo evitar tampoco desear que lo siga haciendo
pero de felicidad. Que los leves latidos que me provocan suspiros y a mi
poseedor un aire frió sean entonces como antes.
Cuando corría con el
balón a sus pies y observaba con sus ojos el arco blanco que a la lejanía me
hacía brincar de expectativa. Como cuando en algún momento del día su madre le
servía un pequeño vaso de leche chocolateada y él con una sonrisa tranquila pero
feliz lo bebía de un solo trago y me obligaba a mi mismo a mantener la
compostura infantil.
Incluso prefiero
brincar una y otra vez mientras una sonrisa boba brilla en su cara cuando ella
le toma de la mano o deposita un casto beso sobre sus labios luego de años de seguir
compartiendo una vida juntos. Cualquier cosa mejor que esto, apretujado en este
pequeño espacio que me ha tocado de su pecho, latiendo con una fuerza nunca antes
vista y con mi delicado pum, pum, pum golpeando contra su desmejorado tórax
mientras yo mismo termino cansado.
Fue siempre el chico activo,
el hombre inteligente y paciente. El enamorado y al mismo tiempo mas indiferente
y me tuvo a mi siempre sano, latiendo a un ritmo entre alocado y lento según lo
ameritara su consiente, me tenia batallando contra su mente y nunca dije nada,
mi propósito nunca fue otro que estar ahí y demostrarle cuan importante seguía siendo
lo que hacia que su corazón latiese.
Y ahora, ya no es el
niño, ya no es el adolescente ni mucho menos el hombre que siempre me hizo
cambiar abruptamente el ritmo de mis latidos durante un poco más de 70 años.
Ahora me pregunto cuanto ha de durar esto y me sorprendo a mi mismo al darme
cuenta como de nuevo todo parece desvanecerse, me muevo un poco más lento y mi
sonido ya no tiene el mismo eco que antes… Falta muy poco.
Pum, pum, pum… Me
conformo entonces, no puedo devolver el tiempo ni recordar lo bueno o lo malo
que he sentido con el paso y peso de los años pero puedo dar el último latido estando
satisfecho de haber vivido una vida de aventuras y cambios bruscos en mi
existencia.
Él vivió bien y ahora se va en paz consigo mismo y con los demás y yo viví bien, cumplí con lo que debía
hacer y lo mantuve en pie durante mucho tiempo y ahora me voy en paz conmigo
mismo y con él.
Pum… Pum… Pum…
(...)
Es bastante corto pero aún así me costo mucho escribirlo, pro supongo que al final valió todo el esfuerzo que le puse y las ganas.
Pueden dejarme su opinión, ciertamente esta encanto en saber si les gusto o no.
Espero estar pasando pronto por el Blog (Y hacerlo de ahí en adelante, mas seguido).
Alex.
Pues te quedó genial, emocionante de verdad^^
ResponderBorrarQué de vida y sensaciones ese corazón:D
Lo único, si me permites y desde el cariño, se te coló y perdiste algunas tildes en el texto, pero seguro lo repasas y las verás enseguida:D
Besikosss
A mi me gustó mucho leerlo =)
ResponderBorrarEs un relato muy emotivo, es hora de pensar que es cierto. El corazón marcha a nuestro ritmo y no le damos tregua, es nuestro motor, en lo bueno y en lo malo!!
ResponderBorrarUn verdadero placer leerte!!
Un texto enriquecedor, la forma de describir. el corazón tan importante y esencial de quien abusamos a veces y aquien olvidamos escuchar.
ResponderBorrarMe gustó mucho. Te digo que me emocionó un poco.
ResponderBorrarBesos.
¡Hola!¡Genial! ¡que lindo relato has hecho del corazón! ¡ese que de veras maltratamos tanto! :)
ResponderBorrarTriste destino el del corazón. Muchos hablamos de él, pero muy pocos sabemos cuidarlo.
ResponderBorrarCariños: Doña Ku
me gusta, le damos poca importancia, pero sin él...
ResponderBorrar